LA SENDA

 

El ilusionado senderista, estaba emocionado ante su primera ruta de senderismo en solitario.

Se había preparado a conciencia la ruta que debía seguir, llevaba mapas detallados, brújula, abundante agua, pastillas de cloro, un par de bocatas, barritas energéticas, piolet, cuerdas, crampones y múltiples accesorios y utensilios que podían serle útiles.

Se había puesto su camiseta de lana merino transpirable de costura plana, sus pantalones polysonic rayon con zip off, sus zapatillas de trekking de gore-tex y suela vibram, sus gafas de lentes polarizadas y tratamiento antivaho y su gorra de tejido técnico de poliéster en forma de nido de abeja altamente transpirable. Lo mejor de lo mejor que le había recomendado el de la tienda de deportes de aventura, se había gastado lo suyo.

Aparcó el coche al inicio de la senda, se cargó su abultada y pesada mochila y comenzó la ruta de varias horas de camino.

Lo que se le olvidó fue mirar el pronóstico del tiempo, y el de la tienda no le había dicho nada de que, en la montaña, a veces, hay tormentas.

 

© Chesús Mateo

07 de julio de 2021

 

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