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Categoría: Microrrelatos (Página 1 de 2)

Microrrelatos escritos por Chesús Mateo que no están en el libro “Bravas Historias Breves”

El asiento

Tengo suerte, cojo el autobús al principio de línea y eso me permite elegir un asiento privilegiado. Consulto de nuevo el móvil, ya lo había mirado antes, pero quizá tenga algún mensaje nuevo.

La mayoría de los viajeros habituales son desconocidos conocidos, es lo que tiene coger el autobús a la misma hora y el mismo recorrido. Algunos van mirando el móvil, otros observan por la ventanilla, otros tienen la mirada perdida en el infinito de sus elucubraciones. Cada uno piensa en sus cosas.

Mi corazón se acelera, la parada deseada ha llegado, ¿Subirá hoy? Los nuevos viajeros se van incorporando, y sí, ahí está.

Ya no quedan asientos libres. Se coloca como siempre a mi lado, me mira, sonríe y aunque no emite sonido alguno, sus labios pronuncian: – ¡Buenos días!

Le contesto con un “Hola” silencioso, pero mis ojos delatan mi satisfacción de estar a su lado. Sólo coincidimos en dos paradas, pero no me las perdería por nada del mundo. Nos miramos mutuamente de refilón, cuando coinciden nuestras miradas, una sonrisa se dibuja en ambos rostros, creo que le gusto de verdad.

Ya ha llegado mi parada, me levanto y le dejo mi puesto como todos los días, sus labios musitan un “gracias” que me abraza por dentro.

Ya estoy en la calle, hoy tampoco me he atrevido a pedirle una cita, quizás mañana. Todavía tengo dudas de si le atraigo sinceramente o sólo es amable por cederle el asiento.

 

FIN

© Chesús Mateo 2022

 

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LA FÁBULA Y LA MORALEJA

 

Tan sabia e ínclita era su moraleja y tan bella,

que la imberbe fábula se reía de otras que querían ser como ella.

Altiva desoía las enseñanzas sin pudor ambiguo,

de afamadas fábulas con sabor antiguo.

Pero su sorpresa se presentó,

cuando su moraleja sola la dejó.

Pues se marchó oyendo cantos de sirena,

de añejas fábulas que sí merecían la pena.

La triste y compungida fábula quería ahora acercarse,

a otras que antaño rechazó hasta hartarse.

Y dando tumbos mendigaba por piedad,

alguna moraleja que sobrara, por casualidad.

 

Moraleja: No te fíes nunca de las moralejas.

 

© Chesús Mateo

10 de julio de 2021

 

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LA DECISIÓN

 

Ya estaba en la encrucijada, ahora debía dirimir sobre qué camino tomar. Tenía dos posibilidades.

Un camino se presentaba diáfano, luminoso, llano, con pequeños altibajos que no parecían difíciles de solventar. Mmmm, sospechoso. Demasiado fácil.

El otro camino era lúgubre, tétrico, oscuro, con recovecos siniestros que parecían esconder múltiples vicisitudes.

Decidió tomar el camino tortuoso, por aquello de que las apariencias engañan y por otros refranes similares que había oído y por las moralejas que los acompañan por tomar los caminos que simulan ser apacibles.

Cuando se dio cuenta del terrible error que había cometido, quiso volver atrás, pero ya no le fue posible.

 

© Chesús Mateo

09 de julio de 2021

 

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TOC, TOC

 

Dormía plácidamente y empecé a soñar que estaba clavando clavos. Yo no soy carpintero, y se pueden contar con los dedos de una mano la cantidad de clavos que he clavado en mi vida, pero estar clavando clavos sin cesar en mi sueño, me parecía lo más normal del mundo.

No sé cuántos clavos puse, pero lo que está claro es que mi técnica era perfecta, cada golpe que daba, clavo metido. Toc, uno, Toc, otro. El caso es que no estaba construyendo nada, sólo clavaba en una madera.

El toc toc, era acompasado y rítmico, y pronto me di cuenta de que estaba silbando una melodía al compás del martilleo. La melodía era inédita, no la había escuchado nunca, pero me pareció increíblemente preciosa. Tampoco soy compositor, pero me estaba saliendo un Hit Parade muy molón.

Sin motivo ninguno, dejé de poner clavos. A los pocos segundos, ya no recordaba la melodía. Desperté de la siesta sobresaltado y preocupado, pensando en recordar cómo era aquella música maravillosa.

Estaba despierto, pero de vez en cuando, aún escuchaba un golpe en alguna pared. Indagando, descubrí que era un vecino haciendo obras.

Intenté recordar la melodía. Nada, no había manera. Me dormí de nuevo, esta vez con un cuaderno y boli en la mano, con la esperanza de que, si volvía a recordar la melodía, la escribiría en el cuaderno.

Pero como siempre, sólo soñé tonterías como ésta.

 

© Chesús Mateo

08 de julio de 2021

 

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LA SENDA

 

El ilusionado senderista, estaba emocionado ante su primera ruta de senderismo en solitario.

Se había preparado a conciencia la ruta que debía seguir, llevaba mapas detallados, brújula, abundante agua, pastillas de cloro, un par de bocatas, barritas energéticas, piolet, cuerdas, crampones y múltiples accesorios y utensilios que podían serle útiles.

Se había puesto su camiseta de lana merino transpirable de costura plana, sus pantalones polysonic rayon con zip off, sus zapatillas de trekking de gore-tex y suela vibram, sus gafas de lentes polarizadas y tratamiento antivaho y su gorra de tejido técnico de poliéster en forma de nido de abeja altamente transpirable. Lo mejor de lo mejor que le había recomendado el de la tienda de deportes de aventura, se había gastado lo suyo.

Aparcó el coche al inicio de la senda, se cargó su abultada y pesada mochila y comenzó la ruta de varias horas de camino.

Lo que se le olvidó fue mirar el pronóstico del tiempo, y el de la tienda no le había dicho nada de que, en la montaña, a veces, hay tormentas.

 

© Chesús Mateo

07 de julio de 2021

 

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PEPITO GRILLO

 

Subo el volumen. Intento concentrarme en la música que suena por los auriculares, pero mis pensamientos me persiguen.

Me da miedo escucharme, por eso pongo la música tan alta. Sé que voy a echarme en cara todo lo que no he hecho y prometí hacer. Sé que me voy a echar la bronca por ser tan necio. Sé que soy un cobarde que prefiere huir.

Mantengo mi mente ocupada, intento esquivarme, acallar mi voz interna. Sé que es una huida a ninguna parte, siempre me encuentro, siempre me alcanzo.

¿Por qué me doy miedo?, ¿Debería hacerme caso?

Me contesto a mí mismo que sí, pero en cambio, subo aún más el volumen e intento pensar en nada.

 

© Chesús Mateo

06 de julio de 2021

 

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TENEMOS UN PLAN

 

El plan era perfecto en todos los aspectos. Lo repasó de nuevo y no encontró un error visible. Estaban contempladas y neutralizadas todas las variables posibles, las imposibles, también.

Estaba satisfecho, había invertido mucho tiempo en su elaboración, pero había dado sus frutos. Se permitió un respiro.

Ahora sólo quedaba ponerlo en marcha, se dio cuenta de lo mucho que había disfrutado planificando y perfeccionando su plan. Recordó cómo había resuelto las incógnitas, las variables inconexas y de la satisfacciones obtenidas cada vez.

De pronto le surgió una duda: “Pero ¿y si…? No, no es posible, pero ¿si tal vez…?

Un ímpetu le surgió de repente. Guardó todo el dossier del plan junto con los anteriores y empezó de nuevo desde el principio.

 

© Chesús Mateo

05 de julio de 2021

 

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DELEITE

 

Me deleitaba pensando en que iba a ganar el premio Nobel de literatura. Me imaginaba asistiendo a la gala con mi chaqué y mi pajarita y recibiendo las felicitaciones.

Me deleitaba pensando en que iba a conseguir la paz en el mundo. Me imaginaba hablando con los líderes mundiales y que sólo con mis palabras, les lograba convencer.

Me deleitaba pensando en que disponía de una gran fortuna. Me imaginaba teniendo todos los caprichos que quisiera y además ser un gran filántropo y que con mis donaciones lograba aplacar el hambre en el mundo.

Tanto tiempo me estuve deleitando y tanto tiempo estuve imaginando, que, ¡uppsss! se me olvidó jugar a la lotería esta semana.

 

© Chesús Mateo

04 de julio de 2021

 

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¡FOLLOW THE LEADER!

El líder espiritual salió al balcón a saludar a sus seguidores. Los fieles le saludaron con entusiasmo, miles de gargantas corearon al unísono la frase que les habían enseñado como reverencia.

Abrió los brazos en señal de abarcar a toda la gran plaza. Sus blancas vestiduras relucían al sol de la mañana. Sus embriagados acólitos rebosaban de entusiasmo, amor y admiración hacia su líder.

En el interior, expertos financieros hacían balance de los beneficios obtenidos.

© Chesús Mateo

03 de julio de 2021

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