LA FÁBULA Y LA MORALEJA

 

Tan sabia e ínclita era su moraleja y tan bella,

que la imberbe fábula se reía de otras que querían ser como ella.

Altiva desoía las enseñanzas sin pudor ambiguo,

de afamadas fábulas con sabor antiguo.

Pero su sorpresa se presentó,

cuando su moraleja sola la dejó.

Pues se marchó oyendo cantos de sirena,

de añejas fábulas que sí merecían la pena.

La triste y compungida fábula quería ahora acercarse,

a otras que antaño rechazó hasta hartarse.

Y dando tumbos mendigaba por piedad,

alguna moraleja que sobrara, por casualidad.

 

Moraleja: No te fíes nunca de las moralejas.

 

© Chesús Mateo

10 de julio de 2021

 

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