LA DECISIÓN

 

Ya estaba en la encrucijada, ahora debía dirimir sobre qué camino tomar. Tenía dos posibilidades.

Un camino se presentaba diáfano, luminoso, llano, con pequeños altibajos que no parecían difíciles de solventar. Mmmm, sospechoso. Demasiado fácil.

El otro camino era lúgubre, tétrico, oscuro, con recovecos siniestros que parecían esconder múltiples vicisitudes.

Decidió tomar el camino tortuoso, por aquello de que las apariencias engañan y por otros refranes similares que había oído y por las moralejas que los acompañan por tomar los caminos que simulan ser apacibles.

Cuando se dio cuenta del terrible error que había cometido, quiso volver atrás, pero ya no le fue posible.

 

© Chesús Mateo

09 de julio de 2021

 

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